lunes, mayo 09, 2005

Cosas normales

Cualquier persona que estuviese en el paseo marítimo podía verlo. Allí estaba, arrodillado en la arena frente a las olas y llorando. Llevaba así desde por la mañana, antes de que saliese el sol. Los caminantes se preguntaban que clase de desdicha le habría ocurrido para que un ser tan bello se comportase de ese modo. Todos pasaban y nadie le preguntó.
Al fin una niña perdida que se había alejado del lugar donde sus padres estaban de descanso dominguero, se acercó al ser misterioso. Se puso en frente de él y le quitó las manos de la cara. Se puso de puntillas y le dió un beso en la frente. Después, le obligó a levantarse, le cogió de la mano y le dijo: "Llévame al lugar del que has venido. Creo en tí". Los dos se pusieron a andar en dirección hacia el agua. En el momento en el que sus pies, rozaron el agua, de la espalda desnuda del hombre nacieron dos pequeñas alas huesudas que poco a poco fueron adquiriendo tamaño y forrándose de plumas de color blanco. El ser cogió a la niña y emprendieron el vuelo.


Comentarios:
Este texto, por ejemplo, es una razón más que válida para que lo sigas intentando. Hazlo, hasta que la idea de adentrarte en un espacio denso te resulte tan insoportable que sientas la necesidad de salir de él.

Ánimo.
 
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